Yo no soy nadie para dar consejos de cómo actuar y, por eso, no lo voy a hacer. Pero lo que sí
quisiera hacer es una reflexión personal. Estoy encontrando en muchas redes sociales las
manifestaciones públicas de muchos escritores noveles expresando con impotencia la
dificultad que tienen para abrirse camino en este mundo literario. Yo no soy escritora novel,
llevo ya unos cuantos años metida en este mundillo y unas cuantas obras escritas, pero aun
así, por razones obvias, puedo entenderlos perfectamente. Sé lo complicado que es abrirse
camino en este mundo, porque es un engranaje muy complejo; sé lo difícil que es conseguir
que un lector te dé la oportunidad de leer tu novela; sé la dificultad que hay para que una
librería de pueda abrir sus puertas; para conseguir apoyo, incluso de tu entorno más cercano,
incluso de tu propia tierra; la complicación que tiene conseguir también que una editorial, si tú
eliges publicar con ellas, te concede esa oportunidad de editar tu libro. Por eso yo abogo por
escribir la historia que realmente nosotros queremos escribir, por disfrutar del proceso de
escritura construyendo una historia que sea la que a nosotros nos gustaría leer, no la que le
gustaría a los lectores. Porque si al final esa historia no tiene alcance, si al final no llega al
público, si al final esa oportunidad tan deseada no te la conceden, al menos habrás disfrutado
del proceso de creación de esa novela desde el principio hasta el final, sin depender
absolutamente de nada ni de nadie, solo de lo que tú de verdad querías.